MEMORIAS DEL GENERAL

BASILIO AUGUSTIN DÁVILA

Filipinas

pacto de Biac-na-bato

 

Transcripción de una copia manuscrita de un artículo del Semanario Novedades

SEMANARIO NOVEDADES
DOMINGO 21 DE AGOSTO DE 1910

 

EL GENERAL AUGUSTIN

Era un veterano del ejército español, vascongado por íntimas afecciones. En Vasconia peleó como un bravo en la guerra civil, en Vasconia ejerció el más elevado mando militar, en Vasconia se casó, en Vasconia ha muerto y en Vasconia reposarán sus restos mortales en cumplimiento del último de sus deseos.


Hace unos días ha fallecido en Vitoria como un cristiano y como un caballero. Era Teniente General, fue el último Capitán General de Filipinas, mal aplazada la insurrección tagala en “la paz” de Biac-na-bató el gobierno designó a Augustin para el mando del archipiélago. En Vitoria lo despidieron con un banquete popular en el que el General dijo “a nadie le he pedido el puesto.

El Gobierno me lo señala y yo voy a cumplir con mi deber”
Resurgió (apenas él desembarcado) la insurrección, los yanquis cazaban en Cavite la sombra de la escuadra española y Manila quedó bloqueada por tierra y por mar. El General Augústin sostuvo sereno, inconmovible la defensa y a una insinuación telegráfica del Gobierno contestó con un rotundo “yo ni me rindo ni entrego la plaza” y la respuesta que recibió fue también lacónica y enérgica, “General que no obedece al Gobierno en estos supremos instantes, resigna el mando” y lo resignó, como simple soldado vio como su sucesor, el General Jáudenes abría los portalones de la muralla al ejercito norteamericano.


En nuestras manos han estado los telegramas esos, y ante ellos no hemos sabido qué admira más en el General Augústin, si el valor que había derrochado en los campos de batalla o su abnegación al hacer ofrenda de silencio en el altar de sagrados respetos y de altas consideraciones


Mientras los generales que en Cuba y Puerto Rico entregaron tierras y tropas seguían huyendo y triunfando en la política española, Augustin, sólo, callado, austero, rehusando mandos y honores, hacía el sacrificio de su reivindicación, fijo el pensamiento en aquella bandera que vio arriar y que no le dejaron defender.
La historia le hará justicia


“PACHI”
Guillermo Elio

 

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